Anécdota

Y es que hay mañanas que nos levantamos con el pie izquierdo, como solemos decir; pero ese día fue mi pie derecho el primero en rozar el suelo. Como cada mañana madrugaba, pero de camino al trabajo una persona totalmente desconocida se preocupaba por preguntar qué tal había ido el fin de semana.

En ese momento no me percaté, pero tras meditar unos minutos me dije, qué persona en el ritmo  de vida caótica y ocupada que llevamos se preocupa de esa manera. Pues definitivamente son pocos, aunque algunos contamos con la suerte de tener grandes personas a nuestro lado que nos quieren y nos miman y se preocupan por nosotros, pero otros no son tan suertudos.

Sin embargo, esa mañana de lunes odioso, parada en un semáforo esa persona se acercó con una gran sonrisa para preocuparse por alquien que también le era desconocido.

En fin, estos son los momentos que nos sirven para dar valor a cosas que normalmente consideramos como algo vanal y cotidiano; pero tiene mucho más valor que una simple pregunta, hay un mensaje mucho más allá de la simple cuestión.

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